Los que nos dedicamos a esto de la fotografía comercial, usamos a menudo la palabra localización.

No sé si la cogimos prestada del lenguaje propio del cine, donde elegir buenas localizaciones es un elemento esencial para contar buenas historias.

Lo cierto es que -además de ser una palabra un tanto grandilocuente- el asunto de la localización surge generalmente en modo de pregunta en el primer contacto con un posible cliente.


FOTOGRAFÍA DE PRODUCTO EN LOCALIZACIÓN

¿En estudio o en localización?

Algunas veces la respuesta es que ambos, pero en este caso que nos ocupa – fotografía de producto– encontrar un escenario que lo presente adecuadamente es muy importante.

Para entender la dificultad y la importancia que tiene una buena localización, me remito de nuevo al cine.

Ser localizador es una profesión de gran responsabilidad.

En el caso de la fotografía, con presupuestos mucho más modestos, tratamos de encontrar con el cliente un espacio adecuado que sirva el propósito.

Para esta sesión de los purificadores de aire en un uso doméstico, nos fuimos a un chalé que facilitó el cliente.

Presentación de un producto en un gran salón con ventanales de un chalé

La idea era presentarlos tanto integrados dentro de la decoración como de forma autónoma en su propia peana.

Producto purificación de aire en el ambiente de una biblioteca

A la abundante luz natural añadí apoyos de flash.

Estos sirven para resaltar el producto donde lo necesita pero sin romper la atmósfera natural.

Producto integrado en la decoración de un chalé

En algún caso, como en la siguiente imagen, tomé el camino inverso, cortando la mayor parte de luz natural para crear un ambiente más de tarde-noche.

Salón con fotografía de producto purificador aire

Siempre que sea posible, la presentación de un producto sumando fotografías de estudio y de localización permite trasladar una imagen completa.

Entre ambas ofrecen todas las respuestas: qué, cómo, cuándo, dónde y por qué.

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